LOS 50 COLORES DEL CIELO II – BLANCO COCA (MICRO-TRILOGÍA)


Autor: Blogracho
Capítulo II: Blanco coca

Durante los días transcurridos en su país, Alicia se dedicó a contemplar su cielo; y más lo contemplaba, y más Alicia se convencía de que su cielo azul terciopelo no estaba intacto y tal cual como ella lo había dejado.

Hasta con el cielo el tiempo es inclemente, pensó Alicia. A su cielo azul terciopelo le estaban saliendo las primeras arrugas, como a ella. Es culpa del tiempo y del sol fosforescente de estas partes, que como un desempleado sale todos los días para quemar el tiempo, dijo en voz alta Alicia. Y quiso a su cielo más que antes y sintió nostalgia por él, por su soledad, por su cansancio y se sintió culpable por la condición en la que lo había encontrado y se recriminó por haberle robado las Tres Marías pocos años después de haber partido y por haber amado a otro cielo.

Todo comenzó cuando Alicia entró en el mundo de la moda. Las Tres Marías le parecían tan fuera de tendencia que decidió darles un nombre de clase – el Cinturón de Orión, que lo usó, primero como minifalda y después como diadema, hasta que terminó por olvidarse de su existencia.

Un cierto día, Alicia, que estaba en el pleno de un vuelo, comenzó a observar el cielo. Hoy el cielo parece un inmenso colchón de plumas, ¡cuánto es suave, ondulado y sedoso al tacto!, dijo Alicia. Con estas paredes celeste bebé, abrigadas por el sol frío del alba, te vienen ganas de abrir la puerta y lanzarte sin temor a precipitar en el abismo, alucinaba Alicia. Botarse sin miedo y en la caída sentir el viento que te humedece las mejillas y que te tira hacia atrás los cabellos, que te refresca el cuello, la cintura, las rodillas, las canillas, hasta llegar a la punta del meñique esmaltado de rojo purpura.

Al rato, le pareció que al colchón le habían puesto una gran sábana blanca sin pliegues. Parecía almidonada. Como si la estuviesen tirando desde cada uno de los puntos cardinales por cuatro querubines que el mismo Dios en persona había escogido, supuso Alicia. Es como si las nubes hubiesen sido planchadas, concluyó, y continúo a extasiarse en esa sábana sin arrugas tamaño tierra, y se entregó y se enamoró del blanco coca que confinaba con el celeste bebé que no era más bebé, porque el celeste se había pintado de discordia. Dios estaba enfurecido. Había desterrado a Lucifer y le faltaba un arcángel para sostener el cielo.

Y desde de la ventana, Alicia vio caer una pestaña que iba dejando una marca negra de lágrimas en ese cielo celeste discordia; la vio penetrar de golpe en esa sábana blanca priva de arrugas, sintió cuando la perforaba para luego desaparecer de su vista, de su vida. Debe haber aterrizado en Roma, dijo llorando Alicia, que no lograba ver la tierra firme. Hasta que poco a poco las nubes, que seguían caminando abrazadas y muy pegaditas, comenzaron a sentirse sofocadas. Y a medida que Alicia aterrizaba, ese colchón hecho de nubes comenzó desmigajarse.

Continúa…

LOS 50 COLORES DEL CIELO I – AZUL TERCIOPELO (MICRO-TRILOGÍA)


Autor: Blogracho
Capítulo I: Azul terciopelo

Cuando Alicia regresó a su país, lo primero que notó fue el color del cielo. Estaba intacto. Tal cual lo había dejado antes de emigrar a ese continente que suelen llamar viejo, y que ella se divertía en llamar “apolillado”.

Mi cielo es como una manta de terciopelo azul marino con lentejuelas plateadas, solía recitar Alicia cuando era pequeña. Ha sido dado en custodia a laboriosos serafines de corazón alegre, que incrustan una estrella cada vez que nace un niño por estas partes, concluía con voz risueña y bajando los dos brazos.

Podía estar horas a contemplar las Tres Marías, y se complacía en pensar que era una de ellas y se volvía coqueta y sonreía y envidiaba que siempre se tuviesen compañía.

Antes de iniciar su aventura como nómada, pensaba que a donde quiera que ella fuese, una cosa jamás la abandonaría: su cielo de terciopelo. Pero no fue así. No fue así por el simple hecho de que esa manta infinita está cocida con retazos, tantos, cuantos pueblos y ciudades existen en todo el universo.

Siena, Beijing, Oslo, Niza, Siem Reap, Praga, la Isla de Pascua… Algunos de estos cielos podrían pasar por una buena imitación, algunos se asemejan entre ellos; pero de algo estaba convencida Alicia, ninguno sería jamás igual de acogedor que su cielo.

Los peores son los que se vanaglorian de estar a la moda, decía Alicia cuando era adolescente. Milán, por ejemplo. Qué se desplome el cielo y que me destripe, si no es verdad que ese retazo de trapo ha sido puesto en manos de serafines belicosos; que por cada advenimiento, en lugar de bordar una estrella, escupen, donándole esa tonalidad gris semitransparente, y que en lugar de una caricia le dan un puño volviéndolo áspero y que cuando gritan opacan con sus alientos a smog el brillo de las lentejuelas, que Alicia en secreto continuaba a imaginar que seguía viendo.

Continúa…

28 y 29 Enero 2015: CARTA A KURILONKO


Autor: Blogracho

Sigue escribiendo para ti, pero en lugar de guardar lo escrito, publícalo.

La consulta de kurilonko (blog)

28 de enero 2015

Estimado Kurilonko,

Tengo que hacerte una confesión. He leído tu post haciendo todas las combinaciones posibles e imaginables: en lugar de guardar lo escrito, publícalo para ti, sigue escribiendo; o: lo escrito publícalo escribiendo, sigue pero guarda para ti, en lugar de; y así sucesivamente…

Quería que supieras que estas palabras tienen el encanto de la brisa; capaces de emocionar y expoliar a la memoria sin que esta perciba que ha comenzado a caminar desnuda.

En toda mi vida no he escrito otras cosas que no sean mis diarios, lo paradójico es que siento un rechazo por los libros de este género.

Puedo pasarme la noche en vela devorando On Writing, de Stephen King, aunque de este autor no haya leído ni un solo libro. Pero cuando se trata de diarios íntimos, reales o ficticios, no paso de las primeras páginas; no son este tipo de intimidades las que me procuran el placer del voyeurismo.

Cuando tenía catorce años no terminé de leer el Diario de Ana Frank; era como tomarme un somnífero. Después de algunos años probé a leerlo de nuevo y obtuve el mismo efecto, pero esta vez me sentía disgustada conmigo misma por ser tan insensible y apática, y terminé por archivarlo, no sin antes esforzarme a entender el porqué de mi conducta. Lo mío no era apatía -¿sabes? Es solo que nunca he soportado las guerras ni los sufrimientos, aunque la historia se obstine en justificarlos hasta con lo divino. Por eso decidí que recordaría a Ana por su capacidad de comunicar, que va más allá de lo que las palabras dicen. Porque Ana podía ver el alma de las palabras, y transmitirlas.

Del diario de Bridget Jones, ni hablar, jamás me ha entusiasmado leerlo. Me basta y avanza con las mías de obsesiones, y el sobrepeso es un argumento del cual hay material suficiente en mis diarios.

Tampoco pude terminar de leer el diario de Anais Nin. Pero debo admitir que, de lo poco que lo leí, me gustó el uso que ella hacía de la puntuación. Debe ser propio buena en este género. Según la crítica, la mejor obra de Anais Nin son sus diarios. Pero yo tampoco soporto la desolación del abandono y del abuso -¿sabes?, así que también terminé por archivarlo. Además, Anais y yo tenemos modos tan diferentes de consumir la vida, que no encontré estímulo para seguir leyéndola. Miento, en algo nos parecemos: en la necesidad de escribir en nuestros diarios. Aunque ella lo hizo siempre. Desde los once años, cuando recibió su primer diario, no se paró nunca.

Yo también empece por esa edad; pero yo en cambio los he escrito con la periodicidad con la que aparecen las infiltraciones en la pared de mi casa. La primera vez que apareció me obligué a eliminarla – la escritura no da de comer a nadie -, me dijeron, y yo me convencí de ello. Con el pasar de los años la mancha de la infiltración volvió a aparecer y esa vez preferí sustituir ese espacio con ladrillos nuevos, el desamor el amor y los hijos. Hasta que después me olvidé de esa pared, y cuando menos me lo esperaba sentí la necesidad de ir a ver cómo estaba, y ya no vi nada, porque toda la casa estaba infiltrada.

Bueno, creo haber dicho más de lo que te hubiese interesado escuchar, Kurilonko; pero todo este preámbulo, que me costó dos días completarlo, era necesario para decirte que me has abierto los ojos: es hora de que empiece a escribir algo que yo sea en grado de leer.

Te seré grata siempre.

Con afecto,

27 Enero 2015: EL ESTILO


Autor: Blogracho

Me imagino que el estilo para un escritor novel es lo que el temperamento para un niño de siete años al que un día la tía riendo de las ocurrencias que este disparaba le dice que le gustaba su temperamento y el niño le responde que él detesta la temperamento porque cuando le viene le toca estar en la cama todo el día sin poder jugar y sin poder dormir porque si se duerme le dan pesadillas y sueña que en cualquier momento llega la madre para enfilarle el supositorio en – el punto es que así como los niños el escritor novel actúa por instinto e ignora el por qué dice una cosa en lugar de otra siendo los demás los primeros a encuadrarlo e identificar de qué estilo cojea.

26 Enero 2015: ¿DE DÓNDE ME SACO LAS IDEAS?


Autor: Blogracho

Decir que tengo miedo es poco. Estoy aterrorizada.

Cuando escribía para mí era todo simple. Escribía cuando tenía tiempo, de corrido y sin hacer correcciones. Como la vida misma; un libro que se va haciendo segundo a segundo y sin derecho a hacer un paréntesis.

Había llegado a un punto en que estaba llenando esas páginas como subida en una caminadora. Todos los días era una carrera. Algunos días me parecía estar corriendo una maratón detrás de otra: Nueva York, Boston, Berlín, Paris. En Paris me hubiese gustado detenerme para admirar la Torre Eiffel, la Torre de Hierro; subirla por el exterior dando un paso a la vez y bajarla por el otro lado de igual manera y sin que me de vértigo.  Pero cuando menos me lo esperaba estaba en Tokio, en la Torre de Hierro de Tokio. Y si no fuese por el diploma no recordaría que gané la carrera en Londres, porque del premio ni hablar, va en beneficencia. ¡Joder! Ahora no sé si en realidad estuve o soñé haber estado en Chicago, Barcelona, Roma, Atenas y si regresé a Boston…  Y a pesar de todo este tran-tran, yo siempre seguía ahí, corriendo en esa puta caminadora y sin avanzar de una sola página.

Hasta que un día me dije: ¿Por qué no? Tanto ¿quién podrá leerme? Y por último, si me leen a quién podrá gustar lo que yo escribo…

¡Joder! ¿Y ahora qué hago? ¿De dónde me saco las ideas? Me tengo que subir de nuevo a la puta caminadora.

24 Enero 2015: HEMINGWAY Y EL PRINCIPITO


Autor: Blogracho

El primer borrador de todo libro es una mierda; lo que cuenta es terminarlo. Decía Hemingway.

Si esto hubiese llegado a mis oídos dos años atrás, ni mi primer relato ni la pasión que nutría por la escritura, hubiesen terminado en el wáter.

Me deshice de mi primer borrador apenas terminé de leerlo y después de haber concluido, sin dificultad y en completa autonomía, que era un gran y colosal mojón de palabras.

Desde ahí me obligué a padecer de retención fecal hasta que, por casualidad o por obra divina, llámenlo como quieran, supe como la pensaba Hemingway; y sus palabras se tatuaron en mis manos con la misma mierda que un año atrás yo misma había descargado en el wáter.

Por ahí también escuché que el primer borrador tiene que ser escrito con el corazón, mientras las elaboraciones sucesivas deben ser escritas con el cerebro.

Desde ese entonces, cuando escribo, me gusta imaginar que soy el Vanidoso del Principito y que escribo con toda la abundancia de mi corazón y que soy el único escritor a habitar en la blogsfera y que cuando pasa por mi mundo un bloguero siempre me dirá que le gusta lo que yo escribo. Después pero vuelvo a ser Blogracho. Entonces pasa el Principito y me pregunta por qué estoy de nuevo Blogracho y no escribo. Y yo le respondo para olvidar. ¿Olvidar que cosa? Olvidar que tengo vergüenza. ¿Vergüenza de qué cosa? Vergüenza del corazón con el que escribo.

* El Principito,Antoine de Saint-Exupéry

23 Enero 2015: TENGO QUE CANCELARTE


Autor: Blogracho

Tengo que cancelarte de mis sueños. El único lugar donde has tenido morada en estos años. Donde nuestros corazones podían reencontrarse sin que los latidos del remordimiento nos acusaran de magnicidio. Donde volvíamos a ser fieles el uno al otro. Pero anoche, anoche superamos todo límite. Peor aún, nuestros límites.

22 Enero 2015: HAY QUE ESCRIBIR LO QUE NOS GUSTE LEER


Autor: Blogracho

“Ustedes deberían escribir sobre aquello que les guste leer, y probar a utilizar algunas técnicas que puedan ser de ayuda. Seguir el propio gusto es un óptimo modo para hacer emerger el propio y verdadero estilo.”* 

Esta recomendación, que para la mayoría de personas puede ser obvia, a mí me entró como una inyección de proteína en mi cerebro flácido y celulítico; una de las tantas de este libro. Writting Fiction me fue de tanta iluminación que, junto a The Elements of Style de Strunk, han sustituido la lámpara de mi mesa. ¡Y que nadie ose a movérmelos!

Me imagino que la misma recomendación vale al inverso. Hay que leer sobre aquello que nos gusta escribir, y lo mío son los relatos cortos; aunque por ahora el rendimiento de este aparato reproductor de palabras se limite a un micro-revoltijo al día.

Así que, para no desviarme de la ruta, porque el cerebro es un músculo y como tal hay que darle el entrenamiento adapto a nuestros objetivos, he encartonado y puesto en lo más alto de mi librería todo aquello que no pertenezca a mi género quickie. Atención pero, que no basta solo con elevar el tronco y hacer que las rodillas toquen el pecho; técnica, alimentación y reposo son fundamentales. Así que, me dejé unos cuantos libros que me ayudarán a aprender los trucos del oficio y a colmar mis horas de reposo con el placer que me da el voyeurismo cuando miro dentro del tintero de un escritor consagrado.

Ecco la lista de los autores** con los que entrenaré mi cerebro, con tantos de esos abdominales que el resultado superará los efectos del Waka, waka con Shakira; el six pack es garantizado.

  • LIBROS DE CUENTOS Y RELATOS CORTOS de los que comentaré en la sección BLOG EL DESCUARTIZADOR y BLOGRAFIAS NO AUTORIZADAS:

ASIMOV, BENEDETTI M., BENNI S., BIOY CASARES, BORGES, CALVINO, CARVER, CHEEVER, CORTAZAR, DOSTOEVSKIJ, FAULKNER, FITGERALD, GARCIA MARZQUEZ, GOGOL, HEMINGWAY, HERNANDEZ F., JOYCE, KAFKA, KING S., MANSFIELD, MUNRO, MURAMAKI, NEMIROVSKY, O’CONNOR, POE, QUIROGA H., RULFO J., SALINGER, SARTRE, STEVENSON, WILDE O., WOLF V. Y YATES.

  • LIBROS PARA APRENDER LOS TRUCOS DEL OFICIO de los que comentaré en BLOGSTENES:

ARISTOTELE A HOLLYWOOD, CONSIGLI A UN GIOVANE SCRITTORE, ELEMENTI DI STILE NELLA SCRITTRURA, GLI STRUMENTI DELLA POESIA, IL PARLAR FIGURATO, IL VIAGGIO DELL’EROE, L’ARCO DI TRASFORMAZIONE DEL PERSONAGGIO, L’ARTE DELLA SCRITTURA DRAMMATURGICA, LEGGERE DA SCRITTORE, LEZIONI DI SCRITTURA CREATIVA, MANUALE DI RETORICA, MASTER DI SCRITTURA CREATIVA, NESSUNO NASCE IMPARATO, PRONTUARIO DI PUNTEGGIATURA, RICETTARIO DI SCRITTURA CREATIVA, SCRIVERE COME I GRANDI, SCRIVERE IL MEMOIR y SCRIVERE UN RACCONTO.

  • LIBROS PARA MIRAR DENTRO DEL TINTERO de los que comentaré en EL PLACER DEL BLOGEURISMO:

COME SI SCRIVE UN RACCONTO – GARCIA MARQUEZ,  CONSIGLI A UN ASPIRANTE SCRITTORE – WOLF VIRGINIA, DOSTOEVSKIJ, IL MESTIERE DELLO SCRITTORE – GARDNER JOHN, IL MESTIERE DI SCRIVERE – CARVER RAYMONDO, IL VOLTO INCOMPIUTO – O’CONNOR FLANNERY, NEL TERRITORIO DEL DIAVOLO – O’CONNOR FLANNERY, SENZA TRAMA E SENZA FINALE, 99 CONSIGLI DI SCRITTURA – CECHOV Y UNA TORTURA DELIZIOSA – MILLER HENRY.

 

 * Writting Fiction, Gotham Writers’ Workshop (Italiano: Lezioni di scrittura creative)

** Estos libros estaba en mi librería esperando ser leídos o ser usados.

21 Enero 2015: YO GANAS SIEMPRE TENGO


Autor: Blogracho

De dos años a esta parte me volví obsesionada de los libros.

Así como pasa con la ropa, los discos, las películas, los juegos electrónicos o cualquier cosa que implique sacar plata del bolsillo. A mí me pasa con los libros.

Yo amo comprar libros por el solo gusto de tenerlos; para que cuando tenga ganas, de leerlos, estén ahí, prontos y a mi disposición.

Yo ganas siempre tengo. Tiempo para hacerlo es lo que me falta.

Pero desde hoy y por el resto del año, no compraré ni un solo libro. Lo prometo. Y a ver si comienzo a leer algo, que el arte no se transmite por telepatía.

Ni siquiera para un quickie tengo tiempo.

Es así señores escritores, si no se nos ulceran los codos de tanto martillar el teclado y no nos curamos las cataratas con Colirio de Lectura, este aparato reproductor de palabras se nos oxida.

Por eso desde hoy comienzo a hacerlo cada vez que tenga ganas, aunque me falte el tiempo. Un quickie al día o máximo cada dos días.

Escritura quickie, lectura quickie. De un solo tirón, pero con derecho a repetir.

20 Enero 2015: MI PASIÓN POR LOS RELATOS CORTOS (SHORT STORIES) Y RAYMOND CARVER


Autor: Blogracho

CARVERMe apasioné de éste género la segunda vez que encontré a Raymond. La primera, cuando me llevó a su Catedral y me la mostró con los ojos vendados, quedé flechada y con ganas de volver a verlo. Pero fue la segunda vez, cuando pude ver dentro de su tintero, que perdí la cabeza por él, por su género, y supe que él también sentía lo mismo que yo.

“Había entendido que me sería difícil escribir una novela, debido a mi incapacidad para concentrarme en algo por un período de tiempo apreciable. […] Tenía que ponerme en la mesa y escribir algo para terminarlo ahora, no más tarde o al regreso del trabajo, y antes de perder el interés. […] En aquellos días imaginaba que, si hubiese logrado separarme una hora o dos al día solo para mí, después del trabajo y la familia, hubiese sido más que suficiente. El paraíso. Y era contento de tener esa hora. […] Así de propósito y por necesidad, me limité a escribir cosas que sabía que podía terminar en una sola sesión, dos sesiones al máximo. Estoy hablando de los primeros borradores. He siempre tenido la paciencia de rescribir. […]”*

Supe que él era mi alma gemela. Y también yo la suya. Que él escribió esto para mí, para cuando nuestras vidas se cruzaran, y que él me susurraría sus angustias y que yo le acariciara su rostro de papel, deslizando suavemente mi mirada en cada una de las palabras de sus relatos.

*Il mestiere di scrivere, Carver Raymond.