El punto de llegada


Creciendo comencé a cuestionarme sobre cómo funcionaba esta vida y siempre tuve la convicción de que cada ser tiene un solo y un único punto de llegada predestinado – que no es la muerte -.

La muerte a todos nos llega, no es única, no hace diferencia alguna, no excluye a nadie. La muerte es la única cosa que sabemos que nos llegará sin discriminación y, a mi modo de pensar, es lo que nos garantiza que seguiremos viviendo…

Todavía lo pienso.

Imaginaba, en aquel tiempo, que cualquier camino yo tomase me pasaría siempre algo que me conduciría a mi punto de llegada o que me encarrilaría si el desvío se estaba alargando más de la cuenta.

Era solo una niña, en ese tiempo solo pensaba, ahora lo creo.