BLOG EL DESCUARTIZADOR


Autor: Blogracho
Escritor descuartizado: Indira

Si te preguntas por qué a Blogracho le gusta descuartizar los libros que lee y qué placer obtiene – hoy he de contarte todo lo que he descubierto. Y es que lo que nació como un placer inocente se fue haciendo cada vez más intenso hasta llegar a ser incontrolable.

Blogracho es un voyeurista. Sí. Obtiene placer observando la vida de aquellos autores que desnudan sin reservas sus más íntimos temores como escritores, que hablan sin pudor de los trucos que usan para seducir al lector y de los instrumentos que emplean para esculpir sus obras, a qué temen, con qué excesos han colapsado, como fueron sus primeros pasos y por qué aman y odian la escritura.

Cuando Blogracho desmiembra un relato disfrutaba más con el sobrentendido que con lo explícito, y más que con la historia y sus personajes se extasía al fantasear con los sentimientos que prueba el autor detrás del palco escénico. Y es que, cuando desmiembra un relato, no busca aprender a escribir o a crear historias o personajes inolvidables o hacer análisis literarios profesionales, él busca solo esos detalles que, por más que los autores se esfuercen en no reflejar en sus obras, terminan siempre impregnándose en el papel, que delatan sus vidas y sus manías, pero que solo los pueden percibir quienes quieren ver más más allá de lo que las palabras dicen.

BLOG EL DESCUARTIZADOR: DESMEMBRANDO A HEMINGWAY


Autor: Blogracho
Escritor descuartizado: Ernest Hemingway

hemingwayHabía terminado de secarme las lágrimas; absorta en la idea que veinte años atrás en ese preciso párrafo también había llorado con el “Viejo y el mar” – cuando el muchacho estaba junto a su viejo, cuidándolo y reprochándose por no haberlo acompañado – y tuve la certeza que también veinte años atrás leí este libro en un solo suspiro.

Secadas las lágrimas y terminado el libro, pasé a leer “Por quién doblan las campanas”, y fue como ver que el muchacho dejaba su caña de pescar para coger el rifle, que el azul del mar se pintó del verde terracota de las montañas y que el enemigo por derrocar de un tiburón pasó a ser un puente; y junto al muchacho, un viejo – un viejo que lo aconsejaría, lo guiaría, al que respetaría y con el que tendría largas conversaciones.

Y esos fueron los elementos repetitivos que encontré en Hemingway; que en algunos casos no se repiten, pero se sustituyen o se intercambian los roles.

No he leído otras obras de Hemingway, pero cuando lo haré, estaré atenta para ver si aparecen estas figuras masculinas, una joven y una adulta, que no son hijo y padre (pero que según yo lo simbolizan). Controlaré el tiempo, para ver si las faenas de sus historias se desarrollan en pocos días, donde siempre hay algo contra lo que hay que luchar, objetivos, honor, esfuerzo y grandes responsabilidades… Y si continúa a detallar con tanta minuciosidad, casi obsesiva, el ambiente, como el puente que tenía que hacer volar y todos los instrumentos de pesca del viejo.

Y aunque creo que los detalles deban ser usados con mesura, porque a lectores distraídos como yo pueden terminar cansando (y de consecuencia terminamos por abandonar el libro); considero que la escritura de Hemingway, el uso de la puntuación, su guerra declarada a las comas, el uso indiscriminado de las “y” y su amor por la estética, sea simplemente «fantástica». Y por eso Hemingway fue y restará mi primer gran amor literario.

18 MARZO 2015: ANA Y SU PASIÓN POR LA LECTURA


Autor: Blogracho

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Miércoles 14 octubre 1942

He leído Gli Stormer. Es hermoso, pero no cuanto Joop ter Heul. Que, entre otras cosas, contienen casi la totalidad de las mismas palabras, obvio, la escritora es la misma. Cissy Van Marxveldt escribe muy bien. Seguramente lo haré leer a mis hijos.

El Diario de Ana Frank

Esta es una de las frases del diario de Ana que se me quedaron impregnadas.

Me quedé atónita al sentir la pasión que Ana ponía en la lectura, y su capacidad, a solo trece años, de desmembrar los libros al punto de identificar que algunos contenían las mismas palabras.

Supongo que la concentración habrá contribuido en gran medida a obtener estos resultados, pero, por como escribe en su diario, creo que el mérito en gran medida se deba a su inteligencia.

Yo he probado a hacerlo, a leer varios relatos de un mismo escritor con el objetivo de desmembrarlos, y la verdad es que no he llegado muy lejos – yo no soy en grado de identificar si un escritor tiende a repetir el mismo vocabulario.

Pero no me lamento de haber hecho este experimento; de hecho me divertí tanto que continuaré a replicarlo en mis próximas lecturas y quizás – quien sabe – con la práctica mejore mi capacidad de descuartizar libros.

Por ahora lo único que “creo haber identificado” es que los autores tienden a repetir en sus escritos ciertos objetos o personajes o paisajes. Y es de esto que hablaré mañana. A ver si nos animamos a leer los relatos de un mismo autor, estoy convencida que cada uno de nosotros encontrará cosas diferentes, aun tratándose de los mismos relatos.