14 MARZO 2015: LOS AMIGOS Y EL TIEMPO


Autor: Blogracho

Hay amigos que, por más que pasen los años y el tiempo los distancie, nunca pierden su esencia. Y cuando los encuentras es como subirte a una rueda moscovita que va en retroceso; el tono de la voz, los gestos, las expresiones del rostro, te trasladan a esa etapa donde gozaste de su compañía, de su apoyo, de sus críticas y de sus camaraderías. Y te das cuenta que hay cosas que el tiempo se empecina en mantener intactas.

EL CÓDIGO DE SAINT-EXUPÉRY Y SU PRINCIPITO (V) – LO QUE REALMENTE TIENES QUE SABER ES QUE…


Autor: Blogracho
Capítulo V: LO QUE REALMENTE TIENES QUE SABER ES QUE...

Antoine no murió envenenado. Lo sé porque la serpiente no tiene más veneno para la segunda picadura…  Eso lo sabía nuestro Pequeño Príncipe, era justo por eso había caído en el desierto – para arreglar cuentas – y para poder marcharse con la certeza que la serpiente no mordería ni a su amigo ni a su rosa, y porque el código de Saint-Exupéry no existe – al menos “no” en la versión definitiva.

Y por eso te pido disculpas, mi amigo bloguero.

He querido crear un vínculo contigo pero no he cumplido con el principio esencial de la amistad: ser claros desde el principio. Pero si algo puedo decir en mi defensa es que, cuarenta y cuatro minutos al día no son suficientes para responder este enigma; por otro lado – y será por vía del ser mujer, y no de la postovulación literaria – no me canso nunca de hacerme preguntas; y si bien es cierto, no le haga más caso a las serpientes, lo intuitiva no se me quita. Sigo siendo curiosa y atrevida y busco siempre una respuesta a mis preguntas; y puedo distinguir entre una provocación y una prueba. Y eso fue lo que hice, seguí mi corazón rojo Valentino ciego de nacimiento y que no ha visto que yo he crecido. Me hice preguntas que los grandes parecen haber olvidado que son importantes, y pequé de lo que siempre pecamos las mujeres: de encontrar una respuesta. Y para terminar, porque se me están acabando mis cuarenta y cuatro minutos, añado algo más a mi defensa: hice lo que Antoine quería. Porque si en otra cosa nos parecemos Antoine y yo, es en esto: Antoine no quería que su libro se lea a la ligera, y a mí no me gusta leer a la ligera un libro.

Por eso usé la palabra enigma, para que tomes en serio mi relato; porque sé que los grandes necesitan escuchar nombres extravagantes para interesarse por cosas que nunca han dejado de existir y de ser esenciales. Por eso no debes estar desilusionado, ni triste, ni mucho menos pensar que yo te he engañado, porque el código de Saint-Exupéry sí existe, basta no leer a la ligera su libro, mirar al cielo y preguntarte: el cordero ¿se ha comido la rosa? Y verás cómo todo cambia…*

Y yo tengo una respuesta para este enigma, el problema es que no sé cómo explicarlo; por lo que lo mejor será comenzar en el principio:

Dedicatoria

A mi papá, un niño que jamás ha dejado de ser grande y que me ha enseñado – y será por vía de sus cataratas – a ver la vida con otros ojos. Y a los gatos; porque los gatos así como el corazón, nunca se equivocan y porque ambos saben que cuando el misterio es demasiado importante es imposible desobedecer, aunque solo se dispongan de cuarenta y cuatro minutos al día.*

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*El Principito, Antoine de Saint-Exupéry

** Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas, Lewis Carroll.

** El gato con botas, Giambattista Basile, Charles Perrault, Gianfrancesco Straparola

EL CÓDIGO DE SAINT-EXUPÉRY Y SU PRINCIPITO (II) – EL BLOGRO DEL PRINCIPITO


Autor: Blogracho
Capítulo II: EL BLOGRO DEL PRINCIPITO

Todo empezó cuando decidí crear un blog, con la intención de hacer de la escritura un rito. Sí, un rito, como lo han hecho los grandes de la literatura, desde Balzac, que escribía toda la noche bebiendo litros y litros de café, hasta la Munro, que con una mano sostenía la plancha y con la otra escribía a máquina.

Un rito que consiste en extrapolarle a mi jornada cuarenta y cuatro minutos para escribir y publicar algo en el blog, durante seis días a la semana. El séptimo día lo reservo para para afilar la cierra, como diría Stephen R. Covey**; yo prefiero llamarlo: un día para rellenar el tintero… Y todo andaba liso hasta que me llegaron esos días difíciles por los que pasa todo escritor que se empeña, novel o nobel que sea: la postovulación literaria.

Me sentía cansada, insípida y sin libido creativo; sin un motivo válido para seguir consternando mis días que de por sí se consumen subidos en una caminadora que va a setenta kilómetros por hora – caminando. Entonces me paré, di un paso atrás, y comencé a leer de nuevo este pequeño gran libro que un día inspiró este blog y el BLOGO DEL PRINCIPITO.

Y mientras lo leía, mi corazón rojo Valentino comenzó a latir siempre más fuerte:

-¿Qué significa “domesticar”? – preguntó el principito.

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa “crear vínculos…”

-¿Crear vínculos?

-Efectivamente -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…*

Por esto, por los vínculos, por Antoine, por El Principito, por el zorro, por la Rosa y por ti: aunque a veces sienta que no soy capaz y que no tengo nada interesante que decir, yo tengo que seguir escribiendo en mi blog. Porque cuando yo escribo, mi corazón no se cansa de bailar al ritmo del bombo, y porque cuando el corazón late así de fuerte es señal de que está vivo – y yo tengo que escucharlo.

Y mi blog será para mí lo que fue la Rosa para el principito. Lo visitaré todos los días, y lo dejaré hablar aunque no siempre me guste lo que me diga; y yo le diré con sinceridad lo que pienso poniendo atención en mis palabras, para no herirlo. Lo alimentaré y lo haré crecer. Quizás no será uno de los más bellos de la blogosfera, ni tampoco el más original, ni el más brillante, ni mucho menos el más intelectual y culto – pero será siempre mío. Y terminará siendo para mí único en el mundo, aunque haya millones de los mismos, y yo seré única para mi blog, porque sin mí este no existiría.

Y si mi blog es para mí como la Rosa con cuatro espinas para El Principito, ustedes son como el zorro para mi blog. Entonces tendré que crear un vínculo entre ustedes y mi blog, a través de un rito (otra cosa olvidada). Escribiré algo todos los días y a la misma hora. Así tú podrás irme a buscar entre miles de publicaciones sin temor a no encontrarme, porque sabrás que yo te habré hablado a esa misma hora. Y los domingos sabrás que yo estaré rellenando mi tintero para recuperar mis energías y poder hablarte por el resto de la semana. Y aprenderás a reconocer mi voz y las barrabasadas que digo, y no te asustarás cuando no suene muy contenta o cuando diga algo fuera de lugar, porque serás mi amigo, porque habrás aprendido a conocerme y porque habremos creado un vínculo. Así que, dondequiera que tú estés, debes saber que regresaré siempre a media noche de Italia y que si me esperas o me buscas a esa hora, yo estaré ahí, para hablar contigo.

¡Oh!, me estaba olvidando del enigma.

Si no hubiese aprendido que cuando este corazón rojo Valentino late así de fuerte es señal de que está vivo y que yo tengo que escucharlo, dejaría a un lado estos pensamientos absurdos a lo Dan Crow en su Código Da Vinci. Los aniquilaría. Pero cómo hacerlo, si ayer, mientras me dejaba fechar de nuevo por mi Pequeño Príncipe, mi cerebro – y será por vía de la postovulación literaria, deben perdonarme – comenzó a hacer de El Principito el Código de Saint-Exupéry, y el corazón me palpitaba siempre y cada vez más y más y más fuerte, al ritmo del BOM-BOM, BOM-BOM, BOM-BOM.

El problema de este enigma es que no sé cómo explicarlo; por lo que lo mejor será comenzar en el principio.

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* El Principito, Antoine de Saint-Exupéry

** El Código Da Vinci, Dan Brown

** Los 7 secretos de la gente altamente efectiva, Stephen R. Covey

The Very Inspiring Blogger Award


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Un “gracias” desde lo más profundo de mi tintero a “Papel y Pluma” https://papelpluma.wordpress.com por este premio.

Es un “gracias” que llega tarde, pero no porque no sea sentido, al contrario. Desde que recibí el premio es que no entro en mí misma de la emoción y – digámoslo abiertamente y sin temor a parecer sentimentales – del orgullo.

No sé cuántas versiones hice de este post tratando de encontrar las palabras propicias, que no quiero imaginar cuántas versiones me tocará hacer cuando se trate del Premio Nobel (o Novel ¿y si mis palabras fuesen premonitorias?…). Pero al diablo, todo esto se resume con un – estoy refeliz y recontenta (a ver si me imprimo este post para ese día). En fin, un GRACIAS con MAYÚSCULAS a PAPEL Y PLUMA y FELICITACIONES por tu blog.

La respuesta a la pregunta ¿Qué es la amistad?

Estaba tentada a responder que amistad es cuando pides a alguien que te acepte como amigo en Facebook, y este sin conocerte y sin importarle cuál es tu perfil y cuántos amigos tienes, te acepta. Pero no estaba Blogracho. Lo que fue peor. La sobriedad de los adultos hace solo complicar las cosas. Así que recurrí a un truco que siempre me saca de apuros. Le hice esta pregunta a mi hijo y he ahí la respuesta: la amistad es cuando tú juegas con alguien porque te cae bien y te diviertes; obviamente, nadie tiene un amigo antipático.

Mi conclusión, porque tampoco dejaré todo el trabajo duro a mi hijo, es que esta oración es perfecta para responder a la pregunta ¿Qué es la amistad?: primero, el NUCLEO somos nosotros mismo (digan lo que digan es siempre así en las cuestiones de amistad), y segundo, se puede adaptar a cualquier periodo de nuestra vida, basta solo cambiar el verbo, el predicado y el o los adjetivos.

La amistad es cuando (VERBO) con alguien porque (PREDICADO); obviamente, nadie tiene un amigo que es (ADJETIVO/S).

Pasos a seguir para este premio:

  • Nombrar 10 blogs
  • Contestar esta pregunta ¿Qué es la amistad?

Mis blogueros nominados son los siguientes:

  1. Cabo Leeuwin – https://caboleeuwin.wordpress.com/
  2. Plusdel – https://plusdel.wordpress.com/
  3. Un gato en el años del tigre – https://fcatus.wordpress.com/
  4. La consulta di Kurilonko – https://laconsultadekurilonko.wordpress.com/
  5. El rincón de efe – https://efe2015.wordpress.com/
  6. La Comeletras – https://lacomeletras.wordpress.com
  7. Cráneo de Pangea- https://craneodepangea.wordpress.com/
  8. Veronica Mroczek – https://compartiendolavida1.wordpress.com/
  9. Boinads – https://miboina.wordpress.com/
  10. Rayco Fontes – https://cone37.wordpress.com/

Gracias, gracias y mil veces gracias.

LOS 50 COLORES DEL CIELO II – BLANCO COCA (MICRO-TRILOGÍA)


Autor: Blogracho
Capítulo II: Blanco coca

Durante los días transcurridos en su país, Alicia se dedicó a contemplar su cielo; y más lo contemplaba, y más Alicia se convencía de que su cielo azul terciopelo no estaba intacto y tal cual como ella lo había dejado.

Hasta con el cielo el tiempo es inclemente, pensó Alicia. A su cielo azul terciopelo le estaban saliendo las primeras arrugas, como a ella. Es culpa del tiempo y del sol fosforescente de estas partes, que como un desempleado sale todos los días para quemar el tiempo, dijo en voz alta Alicia. Y quiso a su cielo más que antes y sintió nostalgia por él, por su soledad, por su cansancio y se sintió culpable por la condición en la que lo había encontrado y se recriminó por haberle robado las Tres Marías pocos años después de haber partido y por haber amado a otro cielo.

Todo comenzó cuando Alicia entró en el mundo de la moda. Las Tres Marías le parecían tan fuera de tendencia que decidió darles un nombre de clase – el Cinturón de Orión, que lo usó, primero como minifalda y después como diadema, hasta que terminó por olvidarse de su existencia.

Un cierto día, Alicia, que estaba en el pleno de un vuelo, comenzó a observar el cielo. Hoy el cielo parece un inmenso colchón de plumas, ¡cuánto es suave, ondulado y sedoso al tacto!, dijo Alicia. Con estas paredes celeste bebé, abrigadas por el sol frío del alba, te vienen ganas de abrir la puerta y lanzarte sin temor a precipitar en el abismo, alucinaba Alicia. Botarse sin miedo y en la caída sentir el viento que te humedece las mejillas y que te tira hacia atrás los cabellos, que te refresca el cuello, la cintura, las rodillas, las canillas, hasta llegar a la punta del meñique esmaltado de rojo purpura.

Al rato, le pareció que al colchón le habían puesto una gran sábana blanca sin pliegues. Parecía almidonada. Como si la estuviesen tirando desde cada uno de los puntos cardinales por cuatro querubines que el mismo Dios en persona había escogido, supuso Alicia. Es como si las nubes hubiesen sido planchadas, concluyó, y continúo a extasiarse en esa sábana sin arrugas tamaño tierra, y se entregó y se enamoró del blanco coca que confinaba con el celeste bebé que no era más bebé, porque el celeste se había pintado de discordia. Dios estaba enfurecido. Había desterrado a Lucifer y le faltaba un arcángel para sostener el cielo.

Y desde de la ventana, Alicia vio caer una pestaña que iba dejando una marca negra de lágrimas en ese cielo celeste discordia; la vio penetrar de golpe en esa sábana blanca priva de arrugas, sintió cuando la perforaba para luego desaparecer de su vista, de su vida. Debe haber aterrizado en Roma, dijo llorando Alicia, que no lograba ver la tierra firme. Hasta que poco a poco las nubes, que seguían caminando abrazadas y muy pegaditas, comenzaron a sentirse sofocadas. Y a medida que Alicia aterrizaba, ese colchón hecho de nubes comenzó desmigajarse.

Continúa…

28 y 29 Enero 2015: CARTA A KURILONKO


Autor: Blogracho

Sigue escribiendo para ti, pero en lugar de guardar lo escrito, publícalo.

La consulta de kurilonko (blog)

28 de enero 2015

Estimado Kurilonko,

Tengo que hacerte una confesión. He leído tu post haciendo todas las combinaciones posibles e imaginables: en lugar de guardar lo escrito, publícalo para ti, sigue escribiendo; o: lo escrito publícalo escribiendo, sigue pero guarda para ti, en lugar de; y así sucesivamente…

Quería que supieras que estas palabras tienen el encanto de la brisa; capaces de emocionar y expoliar a la memoria sin que esta perciba que ha comenzado a caminar desnuda.

En toda mi vida no he escrito otras cosas que no sean mis diarios, lo paradójico es que siento un rechazo por los libros de este género.

Puedo pasarme la noche en vela devorando On Writing, de Stephen King, aunque de este autor no haya leído ni un solo libro. Pero cuando se trata de diarios íntimos, reales o ficticios, no paso de las primeras páginas; no son este tipo de intimidades las que me procuran el placer del voyeurismo.

Cuando tenía catorce años no terminé de leer el Diario de Ana Frank; era como tomarme un somnífero. Después de algunos años probé a leerlo de nuevo y obtuve el mismo efecto, pero esta vez me sentía disgustada conmigo misma por ser tan insensible y apática, y terminé por archivarlo, no sin antes esforzarme a entender el porqué de mi conducta. Lo mío no era apatía -¿sabes? Es solo que nunca he soportado las guerras ni los sufrimientos, aunque la historia se obstine en justificarlos hasta con lo divino. Por eso decidí que recordaría a Ana por su capacidad de comunicar, que va más allá de lo que las palabras dicen. Porque Ana podía ver el alma de las palabras, y transmitirlas.

Del diario de Bridget Jones, ni hablar, jamás me ha entusiasmado leerlo. Me basta y avanza con las mías de obsesiones, y el sobrepeso es un argumento del cual hay material suficiente en mis diarios.

Tampoco pude terminar de leer el diario de Anais Nin. Pero debo admitir que, de lo poco que lo leí, me gustó el uso que ella hacía de la puntuación. Debe ser propio buena en este género. Según la crítica, la mejor obra de Anais Nin son sus diarios. Pero yo tampoco soporto la desolación del abandono y del abuso -¿sabes?, así que también terminé por archivarlo. Además, Anais y yo tenemos modos tan diferentes de consumir la vida, que no encontré estímulo para seguir leyéndola. Miento, en algo nos parecemos: en la necesidad de escribir en nuestros diarios. Aunque ella lo hizo siempre. Desde los once años, cuando recibió su primer diario, no se paró nunca.

Yo también empece por esa edad; pero yo en cambio los he escrito con la periodicidad con la que aparecen las infiltraciones en la pared de mi casa. La primera vez que apareció me obligué a eliminarla – la escritura no da de comer a nadie -, me dijeron, y yo me convencí de ello. Con el pasar de los años la mancha de la infiltración volvió a aparecer y esa vez preferí sustituir ese espacio con ladrillos nuevos, el desamor el amor y los hijos. Hasta que después me olvidé de esa pared, y cuando menos me lo esperaba sentí la necesidad de ir a ver cómo estaba, y ya no vi nada, porque toda la casa estaba infiltrada.

Bueno, creo haber dicho más de lo que te hubiese interesado escuchar, Kurilonko; pero todo este preámbulo, que me costó dos días completarlo, era necesario para decirte que me has abierto los ojos: es hora de que empiece a escribir algo que yo sea en grado de leer.

Te seré grata siempre.

Con afecto,

10 Enero 2015: HOY TENGO GANAS DE HACERTE REIR


Autor: Blogracho

Porque para eso están los amigos. Esa historia de que los amigos están para acompañarte en las malas es muy buena, pero empaña el valor primordial de la amistad: jugar, reír y divertirse.

A ver, dime: ¿Acaso te gustaba ir a jugar con tu vecina “la llorona”? Esa que siempre le daba las querellas a tú mamá. ¿O con tu primo mayor que te halaba los pelos y te arrastraba por todo el patio porque “casualidad de la vida” tú siempre eras el burro y él el cowboy?

Lo mismo le sucede al escritor con sus lectores. No hay mejor recuerdo a prueba de óxido y corrosión que el de un libro que te hace reír cuando menos te lo esperas.

Y diciéndote esto me acabo de dar cuenta que –me jodí el chiste. No te puedo avisar, empezando por el título, que quiero agarrarte de sorpresa para hacerte reír, y del cómo y del porqué quiero hacerlo…

¡Qué bestia!

No tú.

Tu primo.

¿Qué raza de cowboy arrastra un burro?