Autor: Blogracho
El primer borrador de todo libro es una mierda; lo que cuenta es terminarlo. Decía Hemingway.
Si esto hubiese llegado a mis oídos dos años atrás, ni mi primer relato ni la pasión que nutría por la escritura, hubiesen terminado en el wáter.
Me deshice de mi primer borrador apenas terminé de leerlo y después de haber concluido, sin dificultad y en completa autonomía, que era un gran y colosal mojón de palabras.
Desde ahí me obligué a padecer de retención fecal hasta que, por casualidad o por obra divina, llámenlo como quieran, supe como la pensaba Hemingway; y sus palabras se tatuaron en mis manos con la misma mierda que un año atrás yo misma había descargado en el wáter.
Por ahí también escuché que el primer borrador tiene que ser escrito con el corazón, mientras las elaboraciones sucesivas deben ser escritas con el cerebro.
Desde ese entonces, cuando escribo, me gusta imaginar que soy el Vanidoso del Principito y que escribo con toda la abundancia de mi corazón y que soy el único escritor a habitar en la blogsfera y que cuando pasa por mi mundo un bloguero siempre me dirá que le gusta lo que yo escribo. Después pero vuelvo a ser Blogracho. Entonces pasa el Principito y me pregunta por qué estoy de nuevo Blogracho y no escribo. Y yo le respondo para olvidar. ¿Olvidar que cosa? Olvidar que tengo vergüenza. ¿Vergüenza de qué cosa? Vergüenza del corazón con el que escribo.
* El Principito,Antoine de Saint-Exupéry