Soñar con los ojos abiertos


De chiquillos damos vida a los primeros sueños con los ojos abiertos como si todo fuese posible. De hecho lo es, solo que creciendo comenzamos a cerrar los ojos cuando soñamos.

 

 

03 ABRIL 2015: LIENZO DE OTRAS FIBRAS


Autor: Blogracho

El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente[1]. Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros[2]. Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por aquellas que sí hiciste. Así que suelta amarras. Navega lejos del puerto seguro. Atrapa los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre[3]. Da tu primer paso ahora. No importa que no veas el camino completo. Sólo da tu primer paso y el resto del camino irá apareciendo a medida que camines[4]. Los sueños parecen al principio imposibles, luego improbables, y luego, cuando nos comprometemos se vuelven inevitables[5]. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños[6].


[1] Gustave Flaubert [2] Jean de la Bruyere [3] Mark Twain [4] Martin Luther King [5] Mahatma Gandhi [6] Mario Benedetti

27 Enero 2015: EL ESTILO


Autor: Blogracho

Me imagino que el estilo para un escritor novel es lo que el temperamento para un niño de siete años al que un día la tía riendo de las ocurrencias que este disparaba le dice que le gustaba su temperamento y el niño le responde que él detesta la temperamento porque cuando le viene le toca estar en la cama todo el día sin poder jugar y sin poder dormir porque si se duerme le dan pesadillas y sueña que en cualquier momento llega la madre para enfilarle el supositorio en – el punto es que así como los niños el escritor novel actúa por instinto e ignora el por qué dice una cosa en lugar de otra siendo los demás los primeros a encuadrarlo e identificar de qué estilo cojea.

23 Enero 2015: TENGO QUE CANCELARTE


Autor: Blogracho

Tengo que cancelarte de mis sueños. El único lugar donde has tenido morada en estos años. Donde nuestros corazones podían reencontrarse sin que los latidos del remordimiento nos acusaran de magnicidio. Donde volvíamos a ser fieles el uno al otro. Pero anoche, anoche superamos todo límite. Peor aún, nuestros límites.

05 Enero 2015: EL PODER DE LA PALABRA


Autor: Blogracho

Hoy doy a inicio al propósito más desquiciado que me he impuesto para el 2015: escribir un microrelato o relato corto al día y publicarlo en el blog. Inicialmente lo escribiré a mano y en una página, con solo treinta líneas estrechas, de mi agenda Moleskine blanca del Principito.

Todo esto en cuarenta y cuatro minutos al día, treinta para crear y catorce para corregir y digitalizar.

Quién como Gabriel García Márquez que (en “No he venido a dar un discurso”) confesó que: el oficio del escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. Y ya llevaba cinco libros cuando lo dijo.

¡Bastardo de genialacho! Esto solo puede salir de la boca de uno que tiene tinta en las venas y cuyos eructos después de tres días de ayunos siguen saliendo aliñados y bailando cumbia.

En cambio yo, aquí, fijando esta página blanca con treinta líneas vacías, en modo tan penetrante que me pareció estar durmiendo y que las ondas del sueño se habían vuelto rígidas y yo les quería contar una historia dulce para que se relajaran y volvieran a ser onduladas, pero no podía hablar, ni escribir, porque estaba durmiendo.

Stephen King dice que hay un solo modo para escribir un libro: poner una letra después de la otra -que es lo que estoy haciendo en éste preciso instante.

Lo confieso, carezco de ingenio y de erudición pero estoy empuntada en recabarme cuarenta y cuatro minutos de libertad cada día de este 2015 y quién sabe si continuaré a hacerlo por el resto de mi vida; porque el único modo de alcanzar un sueño es dando un paso a la vez y ensuciarse de lodo y caca los zapatos para que, cuando llegues al camino asfaltado, tus hormas dejen huella.