En el ángulo…


Y así la vida me pone siempre en el ángulo donde no puedo ir para atrás; estar inmóvil, tal vez, pero tampoco para siempre porque el respiro gangrena; la única vía admisible es ir hacia adelante y con una tolerancia de 45°.

Entender que todo es perfecto así como es en este preciso instante es el valor más inestimable que he adquirido en estos años ¡y el camino ha sido largo!.

El corazón me duele, señal de que mi sangre consiente.

No es necesario que me entiendas, en algún punto de nuestras vidas sentimos todos lo mismo.

 

07 MARZO 2015: CARTA A EL MATALLANA


Autor: Blogracho

Pero estar triste no tiene nada de malo, todas las emociones son válidas, son vida.

https://elmatallanadotcom.wordpress.com/

Estimado EL MATALLANA, hay algunos comentarios que me llegan particularmente, el tuyo es una de ellos.

Concuerdo contigo. De la tristeza, se puede y se debe aprender mucho, porque la tristeza es como el fuego y el fuego quema consume destruye da calor y da vida.

La tristeza es como una sutil línea imaginaria fácil de traspasar que te puede atar sin que te des cuenta. Una línea que demarcada la cancha de fútbol donde se juega la vida; en una mitad de la cancha se alternan las emociones, desde la alegría, la tristeza, el empuje, el desaliento, la derrota, la victoria, el placer, el hastío, la certeza, la inseguridad, la paz, la agitación – porque como tú dices, las emociones son vida; y en el otro lado de la cancha está la tristeza como una pelota fija, inmóvil, enterrada en el césped, abatida, iracunda, sin espíritu – muerta en vida.

Todos tenemos el derecho obligatorio de estar tristes, porque si hay tristeza es señal de que hubo alegría, y de ambas cosas está hecha la vida; pero de ser un ser triste tenemos que huir, porque eso mata.

En la vida hay que aceptar ciertas cosas, rechazar otras, conciliar con unas y perseverar por otras, pero jamás debemos dejarnos doblegar de la tristeza. Tenemos que rechazar que sea parte de nuestro ser para que no acabe con nuestras ganas de vivir, de tropezar, de levantarnos y de seguir caminando. Podemos aceptar caminar cojos porque al fin y al cabo seguiremos caminando, pero no podemos vivir tristes por ser cojos. Podemos conciliar el tener que ajustarnos los cinturones y vivir como no queremos a cambio de poder dormir y vivir tranquilos. Podemos sentirnos frustrados porque muchos nacen en cunas doradas o con talento innato, mientras a algunos nos toca nacer por casualidad y derramar gotas de sudor hasta del meñique para alcanzar nuestros sueños. Pero es el perseverar lo que construirá nuestro carácter en cimientos sólidos para que, cuando lleguen los días de tristeza, nos demos cuenta cuando hayamos traspasado esa la línea imaginaria y volvamos a ese lado de la cancha que da vida. Quizás es ahí donde está el meollo de la felicidad ¿no crees?

A propósito de Zukunftsmusik, qué palabra, qué post.

Me has iluminado. Era eso lo que la faltaba a mi futuro – ¡música! Y con la anexión que le he hecho, ahora sí que me gusta como suena. Ecco mi Zukunftmusik: cuando llegue a 144.000 seguidores renunciaré a mi trabajo, me dedicaré a ser una escritora full time y donaré el diez por cien de las ventas para ayudar a aquellas personas sin Zukunkftmusik y a volver a ese lado de la cancha que dona vida.

Por siempre grata,

Indira

https://elmatallanadotcom.wordpress.com/2015/03/07/zukunftsmusik-o-musica-del-futuro/#respond

Zukunkftmusik: “música del futuro”.

25 Febrero 2015: EN TODAS MIS VIDAS


Autor: Blogracho

A veces tengo la impresión de que ya he vivido. Es un momento. La duplicación de un instante. Un flash imaginario. Entonces me pregunto: ¿y si no fuese mi primer vida?… Y me pongo a pensar en lo que no hice y me arrepiento de no haber hecho y en lo que me gustaría volver a hacer, si tuviese la oportunidad de repetir esta vida; y siempre concluyo en lo mismo: me quedaría, te detendría, te amaría y mil veces te amaría y te volvería a amar, en todas mis vidas.

28 y 29 Enero 2015: CARTA A KURILONKO


Autor: Blogracho

Sigue escribiendo para ti, pero en lugar de guardar lo escrito, publícalo.

La consulta de kurilonko (blog)

28 de enero 2015

Estimado Kurilonko,

Tengo que hacerte una confesión. He leído tu post haciendo todas las combinaciones posibles e imaginables: en lugar de guardar lo escrito, publícalo para ti, sigue escribiendo; o: lo escrito publícalo escribiendo, sigue pero guarda para ti, en lugar de; y así sucesivamente…

Quería que supieras que estas palabras tienen el encanto de la brisa; capaces de emocionar y expoliar a la memoria sin que esta perciba que ha comenzado a caminar desnuda.

En toda mi vida no he escrito otras cosas que no sean mis diarios, lo paradójico es que siento un rechazo por los libros de este género.

Puedo pasarme la noche en vela devorando On Writing, de Stephen King, aunque de este autor no haya leído ni un solo libro. Pero cuando se trata de diarios íntimos, reales o ficticios, no paso de las primeras páginas; no son este tipo de intimidades las que me procuran el placer del voyeurismo.

Cuando tenía catorce años no terminé de leer el Diario de Ana Frank; era como tomarme un somnífero. Después de algunos años probé a leerlo de nuevo y obtuve el mismo efecto, pero esta vez me sentía disgustada conmigo misma por ser tan insensible y apática, y terminé por archivarlo, no sin antes esforzarme a entender el porqué de mi conducta. Lo mío no era apatía -¿sabes? Es solo que nunca he soportado las guerras ni los sufrimientos, aunque la historia se obstine en justificarlos hasta con lo divino. Por eso decidí que recordaría a Ana por su capacidad de comunicar, que va más allá de lo que las palabras dicen. Porque Ana podía ver el alma de las palabras, y transmitirlas.

Del diario de Bridget Jones, ni hablar, jamás me ha entusiasmado leerlo. Me basta y avanza con las mías de obsesiones, y el sobrepeso es un argumento del cual hay material suficiente en mis diarios.

Tampoco pude terminar de leer el diario de Anais Nin. Pero debo admitir que, de lo poco que lo leí, me gustó el uso que ella hacía de la puntuación. Debe ser propio buena en este género. Según la crítica, la mejor obra de Anais Nin son sus diarios. Pero yo tampoco soporto la desolación del abandono y del abuso -¿sabes?, así que también terminé por archivarlo. Además, Anais y yo tenemos modos tan diferentes de consumir la vida, que no encontré estímulo para seguir leyéndola. Miento, en algo nos parecemos: en la necesidad de escribir en nuestros diarios. Aunque ella lo hizo siempre. Desde los once años, cuando recibió su primer diario, no se paró nunca.

Yo también empece por esa edad; pero yo en cambio los he escrito con la periodicidad con la que aparecen las infiltraciones en la pared de mi casa. La primera vez que apareció me obligué a eliminarla – la escritura no da de comer a nadie -, me dijeron, y yo me convencí de ello. Con el pasar de los años la mancha de la infiltración volvió a aparecer y esa vez preferí sustituir ese espacio con ladrillos nuevos, el desamor el amor y los hijos. Hasta que después me olvidé de esa pared, y cuando menos me lo esperaba sentí la necesidad de ir a ver cómo estaba, y ya no vi nada, porque toda la casa estaba infiltrada.

Bueno, creo haber dicho más de lo que te hubiese interesado escuchar, Kurilonko; pero todo este preámbulo, que me costó dos días completarlo, era necesario para decirte que me has abierto los ojos: es hora de que empiece a escribir algo que yo sea en grado de leer.

Te seré grata siempre.

Con afecto,